Al igual que otros logros de la motricidad gruesa, voltearse es un propulsor para el desarrollo de tu bebé. Es su primera experiencia moviendo todo su cuerpo y continuará fortaleciendo sus músculos, su equilibrio y su coordinación. Es un gran paso en el desarrollo sensorial, ya que construye consciencia de su cuerpo y le ayuda a saber cómo puede mover sus partes para lograr un objetivo. Voltearse lo ayuda a aprender a interactuar con su entorno mientras se expone a nuevas texturas, temperaturas, imágenes, olores, sabores y sonidos. El aprendizaje del idioma se amplía a medida que tu bebé comienza a explorar a propósito su entorno y busque interactuar contigo.
¿Cuándo deben empezar a darse la vuelta los bebés?
Los bebés comienzan a voltearse boca abajo hacia los 4 meses de edad. Usualmente perfeccionan este movimiento alrededor de los 6 meses. Como todos los logros, esta fecha se basa en promedios. Si te preocupa el desarrollo de tu bebé siempre podrás consultarle al pediatra.
La terapeuta física pediátrica, Dra. Andrea Hayward, MSPT, DPT, anota que con frecuencia, los bebés se voltean por primera vez por accidente. Ellos pasan muchas semanas boca abajo levantando y moviendo su cabeza, ladeándose y fortaleciendo sus músculos. Un día se inclinan lo suficiente hacia un lado en la posición correcta y ¡logran voltearse!
Después de ello, motivado por la visión y la curiosidad, tu bebé se volteará para explorar el entorno.
Voltearse y el movimiento
Voltearse es la primera experiencia de tu bebé con un movimiento de cuerpo entero, independiente y decidido. Utiliza y fortalece todos sus músculos. Los músculos de la pelvis y del tronco son muy importantes: tu bebé pronto los usará para sentarse. Los brazos lo ayudarán a incorporarse, ya que el bebé los usa para impulsarse desde el piso, para levantarse y para sujetarse, si siente que se va a caer.
Darse la vuelta y la integración senso-motriz
La integración senso-motriz es lo que nos permite usar nuestro cuerpo sin estar conscientes de él en todo momento (saber qué tanto debemos subir la pierna para entrar en la bañera, por ejemplo) y poder movernos de forma coordinada y balanceada.
La terapeuta ocupacional pediátrica, Natasha Bravo, M. S., OTR/L explica que voltearse ayuda a desarrollar dos importantes sentidos relacionados con la integración senso-motriz: el vestibular (consciencia de nuestro cuerpo en el espacio) y el propioceptivo (el sentido de las partes nuestro cuerpo y cómo trabajan juntas). Darse la vuelta ayuda a tu bebé a entender dónde están las partes del cuerpo en relación con el suelo, entre sí y con los objetos a su alrededor. Estos sentidos “internos” lo ayudan a navegar en su entorno y a adaptarse a la información que recibe por medio de sus sentidos “externos” (tacto, vista, olfato, gusto y audición).
Nuestro entorno está lleno de información sensorial externa, que puede llegar a ser abrumadora si no hemos aprendido a entenderla y a responder a ella desde que somos bebés. Los logros del movimiento introducen a tu bebé gradualmente a la información sensorial y le indican qué hacer con ella: tu bebé puede rodar de una manta suave al piso de madera, sentir que es duro y frío, y volver a la manta suave. O moverse hacia un rayo de luz y notar que la luminosidad ha cambiado y encandelillarse. De esta manera se acostumbra a asimilar, a organizar y a usar la información del entorno.
Darse la vuelta y el desarrollo del lenguaje
El juego motivado por la curiosidad, en el contexto de las interacciones significativas, es el principal impulsor del desarrollo del lenguaje para tu bebé y lo será durante buena parte de su niñez. La patóloga pediátrica del habla y el lenguaje, Mandy Alvarez, M.S., CCC-SLP, dice que voltearse es un logro importante para el juego porque puedes seguir la iniciativa de tu bebé mientras él explora todo un mundo nuevo. Buscará cosas que le llamen la atención y puedes seguirlo nombrándolas y hablándole acerca de ellas. A él le encantará este tipo de interacción y lo motivará a continuar explorando y conectándose contigo. Estas interacciones también le enseñan a expresarse (“quiero ese juguete”), a entender causa y efecto (si sacudo este juguete, tu te ríes) y la comunicación no verbal (si sonríes significa que te puedo seguir haciendo esto).
Entre más se voltee tu bebé, más aprenderá, así que intenta mantenerlo en el suelo todo lo que puedas. Recuerda que debes tener un ambiente seguro y siempre vigilar a tu bebé (o se comerá la comida del perro). Si estás afuera de la casa ¡mejor!, rodar y voltearse en el césped es una gran experiencia sensorial para los bebés. Busca en nuestra aplicación BabySparks y encontrarás múltiples actividades que puedes hacer para fomentar este importante logro.